La reciente edición de Guatemala Fashion Week (GTFW) culminó con gran éxito, consolidándose como una plataforma esencial para el talento local e internacional. Durante tres días, el evento evidenció su compromiso con la moda sostenible y culturalmente consciente, ofreciendo una mezcla vibrante de creatividad, innovación y tradición.
Desde su creación, GTFW ha sido un motor clave en el desarrollo de la moda en Guatemala. Los directores Daniel Panedas y Carol Márquez destacaron los avances logrados a lo largo de su trayectoria. Uno de los mayores logros ha sido la integración de la sostenibilidad como un pilar fundamental de las colecciones. Hoy en día, los diseñadores adoptan prácticas como el upcycling, el uso de textiles naturales y técnicas artesanales, contribuyendo al posicionamiento de la moda guatemalteca como una industria respetuosa del medioambiente.
Además, la profesionalización del diseño ha permitido que nuevas generaciones de creativos presenten propuestas cada vez más sólidas, lo que ha llevado también al crecimiento del modelaje y la proyección internacional de talentos locales. La consolidación de la industria, con la creación de asociaciones y clústeres, ha transformado el panorama, fomentando una comunidad cohesionada con objetivos compartidos. Por último, el consumidor guatemalteco ha evolucionado, demandando productos que combinen identidad, sostenibilidad y comercio justo, impulsando el desarrollo de la moda inclusiva y artesanal.
Su inauguración estuvo marcada por la exhibición Haute Couture Morphosis del diseñador guatemalteco Juan Carlos Quintana. Sus piezas, exhibidas en Espacio Ana Lucía Gómez, trascendieron el concepto de la moda como vestimenta, convirtiéndose en auténticas obras de arte. Estas creaciones, que incluían esculturas e instalaciones efímeras, desafiaron las nociones tradicionales de la alta costura y sirvieron como un inicio perfecto para un evento dedicado a la innovación y la creatividad.
El primer día de desfiles destacó por propuestas únicas que reflejaron tanto la identidad cultural como el compromiso con la sostenibilidad. El diseñador Gabriel Paredes, con su colección tempus fugit., ofreció una introspección sobre la fugacidad del tiempo y la autenticidad. Por su parte, la marca ELEMENTO presentó Marea, una colección cápsula creada con materiales reciclados que celebró la economía circular y la naturaleza cíclica del océano.
En colaboración con Made in Guate, Desiree exploró temas de identidad cultural en Represión, rindiendo homenaje a las raíces guatemaltecas mientras reflexionaba sobre la resiliencia de las comunidades indígenas. Desde Colombia, Bless Handmade Style fusionó técnicas tradicionales y modernidad en su colección Edén, mientras que Kami ofreció una línea de prendas en tendencia internacional para la temporada otoño-invierno.
El segundo día brindó un espacio para nuevas generaciones y diseñadores consolidados. En la pasarela dedicada a estudiantes, Eun Ji Kim Lee se destacó con El Sabor a Café, una propuesta que fusionó detalles femeninos, bordados a mano y su herencia coreana, obteniendo una beca para estudiar en Milán. Otros estudiantes también presentaron colecciones que exploraron temas como el espíritu libre de los jóvenes y las raíces culturales guatemaltecas.
Entre los diseñadores consolidados, THIAN presentó una línea audaz que combinó emociones y naturaleza. Ne Torrebiarte homenajeó a su abuela con su colección Blanca, mientras que Francisco Cancino, de México, cerró la jornada con una línea que celebró la riqueza textil y cultural de su país.
El tercer día reunió a diseñadores y marcas que dejaron una huella indeleble. Estilo Quetzal celebró la diversidad cultural con su colección Sabor a Guate, mientras que ETZBAL presentó Q’ilq’atik, una línea que exploró la tradición textil maya con un enfoque contemporáneo. Desde El Salvador, Geraldine García encantó con Serena, inspirada en la naturaleza, y ARZAYÚS, de Colombia, ofreció una introspección sobre la relación entre tecnología y autenticidad en Black Mirror.
Markéz Leather destacó por combinar sostenibilidad y lujo en Aura, mientras que Mariandrée Gaitán cerró el evento con Movimiento SS25, una colección que evocó la fluidez y el crecimiento personal a través de telas ligeras y detalles florales.
En esta edición, el público tuvo la oportunidad de adquirir las propuestas vistas en pasarela gracias a una alianza con Vessel Atelier, donde un Pop Up Store permitió la compra local de piezas únicas y seleccionadas de diseñadores guatemaltecos, mexicanos y colombianos.
Guatemala Fashion Week demostró ser más que un evento; es un movimiento que continúa posicionando a Guatemala como un epicentro de moda sostenible y culturalmente rica, celebrando tanto el talento local como la diversidad latinoamericana.