Por Gabriela Marichal, intern
El jumpsuit nació a mediados de la década de 1800s, como una pieza de ropa interior. Era particularmente del agrado de las mujeres, pues sirvió como alternativa a los otros elementos que solían utilizarse debajo de los vestidos, como los corsets.
Los jumpsuits comenzaron a utilizarse como ropa normal a partir de 1913, cuando mecánicos y militares impulsaron el uso de estas prendas que integraban camisa y pantalón en una sola pieza. Su nombre, incluso, está inspirado en el uso que le daban los paracaidistas (jump = brincar, suit = traje).
Con el paso del tiempo, los jumpsuits se convirtieron en una herramienta social. Artistas de la época protestaron el uso de textiles complejos, pesados y con muchos accesorios. Ernesto Michahelles, diseñador italiano, propuso la creación de un jumpsuit con un corte básico de “T” cortado de una sola pieza de tela. La pieza se convirtió en un canal del mensaje en contra de la clase burguesa, quienes mayormente utilizaban vestimenta intricada y hecha de textiles más caros y lujosos. Los jumpsuits pasaron a ser producidos en masa, lo que los convirtió en un elemento más asequible para la clase obrera trabajadora.
A partir de la década de los 70s, la popularidad del jumpsuit creció aún más. Impulsados por el movimiento Disco, transfiguraron como prendas cómodas para bailar. A partir de esto, se glamorizó el diseño de los jumpsuits, que hoy en día encontramos en variedad de textiles y estilos.
Estilo utilitario
Como eran en sus comienzos, los jumpsuits tenían este tipo de silueta simple y cuadrada que garantizaba la comodidad.
Casuales
Los jumpsuits también son una opción para para ocasiones más relajadas, manteniendo el estilo chic.
De vestir
Incluso para ocasiones especiales hay opciones de jumpsuits. Un atuendo fácil de combinar y, a su vez, elegante.